La transición energética es un tema clave en la agenda global. En un mundo que lucha contra el cambio climático, la necesidad de reducir las emisiones de carbono es urgente. América Latina, una región con grandes desigualdades y estructuras energéticas diversas, enfrenta un reto particular: ¿Es económicamente viable descarbonizar sus redes eléctricas? Un estudio reciente publicado en Next Energy por Thomas Stringer y Monserrat Ramírez-Melgarejo busca responder esta pregunta, evaluando los costos y beneficios de la transición hacia energías renovables en diez países de la región. Sus hallazgos desafían la percepción de que esta transición es una carga económica y revelan oportunidades que podrían transformar el futuro energético latinoamericano.
Análisis del estudio: Datos clave y hallazgos
El estudio parte del hecho de que el sector eléctrico es responsable del 39% de las emisiones globales de carbono. En este contexto, los autores analizan las diferencias de costos entre dos escenarios: (1) mantener la generación de electricidad basada en combustibles fósiles y (2) transitar hacia una matriz 100% renovable basada en solar y eólica. Utilizando el Costo Nivelado de la Electricidad (Levelized Cost of Electricity, LCOE) y el Costo Nivelado del Almacenamiento (Levelized Cost of Storage, LCOS), los investigadores compararon la viabilidad económica de ambos escenarios.
Los resultados son contundentes: la transición hacia energías renovables podría generar ahorros de hasta USD 21 mil millones anuales en la región. Particularmente, países con alta dependencia de combustibles fósiles, como México y Bolivia, tienen el mayor potencial de ahorro. Por otro lado, naciones como Costa Rica y Uruguay, que ya han avanzado en la descarbonización, experimentarían beneficios más modestos pero igualmente positivos.
El factor político: Obstáculos y oportunidades
Uno de los aportes más valiosos del estudio es su análisis de las políticas energéticas en cada país. Los autores identifican que, aunque la mayoría de los países han implementado regulaciones para incentivar las energías renovables, existen disparidades significativas. Chile y Costa Rica, por ejemplo, han introducido impuestos al carbono, lo que fomenta una transición más rápida. En contraste, México mantiene un enfoque orientado a los combustibles fósiles, priorizando la explotación de petróleo y gas natural.
El estudio también destaca la importancia de la estructura del mercado eléctrico. Países donde el gobierno tiene un rol dominante en la generación y distribución de energía, como México y Ecuador, podrían capturar directamente los ahorros derivados de la transición. Sin embargo, esto también significa que el cambio depende en gran medida de decisiones gubernamentales y no tanto del sector privado.
Implicaciones económicas: Más allá de los costos
Un aspecto relevante es que el estudio no solo considera el costo de transición, sino también los beneficios colaterales. La transición a energías renovables podría generar empleos, reducir costos en salud (gracias a la menor contaminación) y mejorar la estabilidad del suministro eléctrico en zonas rurales. Un ejemplo destacado es Ecuador, donde el alto uso de diésel en comunidades aisladas podría ser reemplazado por soluciones solares o eólicas, eliminando la necesidad de transportar combustibles a regiones remotas.
Además, los autores enfatizan que la inversión inicial en infraestructura renovable podría ser compensada con mecanismos financieros como bonos verdes, asociaciones público-privadas e incentivos fiscales. Esta perspectiva es crucial, pues muchas críticas a la transición energética se centran en los costos iniciales sin considerar los ahorros a largo plazo.
¿Qué sigue para América Latina?
El estudio de Stringer y Ramírez-Melgarejo ofrece una visión optimista y basada en datos sobre la viabilidad de la descarbonización en América Latina. Lejos de ser una carga económica, la transición a energías renovables representa una oportunidad para el desarrollo sustentable y la reducción de costos a largo plazo. Sin embargo, la implementación de estas estrategias dependerá de la voluntad política, el acceso a financiamiento y la capacidad de cada país para adaptar sus marcos regulatorios. La clave estará en diseñar políticas que no solo impulsen la generación renovable, sino que también faciliten la inversión en almacenamiento y redes eléctricas inteligentes.
Escenarios Futuros
La Doctora Monserrat Ramírez-Melgarejo respondió algunas de las preguntas clave sobre la transición energética en América Latina, aportando información valiosa sobre políticas efectivas, mecanismos financieros y el impacto económico de la descarbonización. Según sus respuestas, los países con alta proporción de energía renovable, como Costa Rica y Uruguay, han implementado planes nacionales de descarbonización, incentivos fiscales y marcos regulatorios que facilitan la integración de renovables. También han utilizado esquemas híbridos como subastas y tarifas feed-in para expandir la energía solar y eólica. Sin embargo, el éxito de estas políticas depende de factores geográficos y de infraestructura preexistente, como la disponibilidad de recursos hidroeléctricos en Brasil y Colombia.
En cuanto a los mecanismos financieros adecuados para países con bajos ingresos fiscales, Monserrat señala que pueden beneficiarse de asociaciones público-privadas (APP), bonos verdes y financiamiento climático internacional. Además, recomienda implementar reformas fiscales que redirijan subsidios de combustibles fósiles hacia energías renovables.
Sobre el impacto en sectores dependientes de los combustibles fósiles, Ramírez-Melgarejo advierte que la transición afectará industrias como la extracción de petróleo y gas, el transporte y la generación térmica, lo que podría generar pérdida de empleos. No obstante, enfatiza que la inversión en renovables puede compensar estos efectos al generar nuevos empleos en instalación, mantenimiento y fabricación de tecnologías limpias.
Para acelerar la transición sin afectar el crecimiento económico, la experta recomienda desarrollar marcos regulatorios que faciliten la inversión privada en renovables, implementar incentivos fiscales y financieros para energías limpias, priorizar proyectos descentralizados en comunidades remotas, reformar subsidios energéticos y promover el almacenamiento de energía y la modernización de redes.
Finalmente, advierte que el ritmo de la transición energética en América Latina podría verse afectado por factores como la dependencia histórica de hidrocarburos, el acceso limitado a financiamiento, la falta de infraestructura eléctrica moderna, la inestabilidad política y la presión de industrias fósiles estatales y privadas. También resalta la importancia de diseñar estrategias específicas para garantizar el acceso equitativo a la energía en zonas rurales y aisladas.
Referencias
Stringer, T., & Ramírez-Melgarejo, M. (2024). Decarbonization pathways in Latin America: Assessing the economic and policy implications of transitioning to renewable energy sources. Next Energy, 5, 100157. https://doi.org/10.1016/j.nxener.2024.100157